Hace mucho, mucho tiempo, un gitano viajaba con su familia en su carromato. Su caballo era flaco y enclenque, y a medida que la familia iba creciendo, le resultaba más difícil tirar de la pesada carreta. Ésta pronto se llenó tanto de niños que el pobre caballo apenas podía avanzar a trompicones por el camino lleno de baches. A medida que la carreta daba tumbos, inclinándose primero a la izquierda y luego a la derecha, las cacerolas y las sartenes se iban cayendo, y de vez en cuando algún niñ@ descalzo daba también con su cabeza en el suelo.

Y así es cómo los gitanos se dispersaron por toda la Tierra.
(Dedicado a Jennifer, Guillermo, Érika y Miguel con todo cariño)
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