En un oscuro castillo vivía desde hace 300 años un fantasma. Además de hacer ruido con las cadenas y llaves, como los fantasmas, también era capaz de cruzar las paredes.
En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre pasó algo muy raro. Cuando quiso atravesar la pared de la sala de los caballeros chocó contra ella y cayó al suelo.
En ese momento escuchó una risa.
- JA, JA, JAAAAAAA. ¡Hoy es la noche de brujas, embrujé las paredes del castillo y ya no las podrás atravesar más!
Era a la bruja Huelemal, una vecina de aquel castillo que estaba tan loco como ella. El fantasma se marchó y dejó a la bruja sola.
Pero… cuando la bruja Huelemal quiso montar en su escoba, empezó a volar en círculos, tan, tan rápido ¡que se mareó!
Bruja y fantasma decidieron hacer las paces y acabaron los dos volando alrededor del castillo, jugando a la pilla. De esta manera, lo que empezó como una broma de la bruja acabó siendo una gran amistad.
Desde entonces en aquel castillo son todos bienvenidos, especialmente los niños y niñas, a los que el fantasma y la bruja les encanta contar cuentos. ¡Y cantar una bonita canción de miedo!
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