Había una vez en un parque unos niños jugando a inventarse un idioma especial para poder hablar entre ellos sin que los demás pudieran entenderles.
- Brif, Braf- dijo uno
- Braf, Bruf- contestó otro.
Y se pusierona reír.
En un banco cercano había un viejecito muy bueno, que estaba dando de comer a las palomas, y una viejecita .
- ¡Qué sinvergüenzas son estos niños!- dijo la señora.
Pero el buen hombre no estaba de acuerdo con ella.
- A mi no me lo parecen.
- No me dirá que ha entendido lo que acaban de decir...
- Pues sí que he entendido lo que han dicho. Lo he entendido todo. El primero ha dicho: "Qué tiempo más hermoso". Y el segundo ha contestado.: "Mañana será aún mejor".
La señora arrugó la nariz en un gesto despreciativo, porque los niños hablaban otra vez aquel idioma.
- Marisca, barrabasqui, pipirimosca- dijo el primero.
- Bruf- respondió el segundo.
Y se partían de risa.
- ¡Ahora no me dirá usted que lo ha entendido! - exclamó la señora.
- Pues sí que lo he entendido todo- contestó el buen hombre sonriendo. El primero ha dicho: "¡Qué mundo tan bonito tenemos!". Y el segundo ha contestado: "El mundo es maravilloso".
- Pero... ¿es maravilloso de verdad? -dijo la mujer mayor.
- Brif, Bruf, Braf- contestó el viejecito.
Y le cantó una maravillosa canción para que lo entendiera mejor.
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Brif, bruf
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