Había unha vez en Irlanda, un rey y una reina que tenían un hijo llamado Billy Beg.
En una ocasión la reina quiso hacerle un regalo especial a su hijo y le regaló un toro.
Un fatídico día la reina falleció, pero antes de morir le hizo prometer a su esposo que nunca separaría a Billy de su toro, promesa que el rey aceptó sin reparos.
Al cabo de un tiempo el rey se volvió a casar. La nueva reina detestaba a Billy y a su toro.
Como no encontró ninguna manera de separarlos, decidió urdir un plan para matar al animal.
Se postró en la cama simulando estar muy enferma y le dijo a su marido que la única solución a su enfermedad era beber la sangre del toro de Billy.
El rey no quería ni oír hablar de esa posibilidad, pero su esposa fue “empeorando” y finalmente dicidió que tenía que sacrificar el toro.
Cuando Billy se enteró de esto se puso muy triste. El animal al verlo tan desanimado le dijo:
- "No te preocupes por mi. La reina nunca probará nin una gota de mi sangre”
A día siguiente cuando todo estaba preparado para la ejecución, justo antes de que se llevase a cabo, el toro le dijo a Billy:
- “¡Salta encima de mi!
Y escaparon en dirección al bosque.
Allí el toro le dio a Billy una servilleta que siempre le daría comida y una vara que, al golpearla tres veces, se convertiría en una espada.
Sucedió que había otros toros en la zona y el toro de Billy tuvo que batirse en duelo por el territorio. A los dos primeros los venció pero antes de luchar con el tercero le dijo al muchacho:
- Es imposible que gane este combate. Si muero haz con mis tripas un cinturón. Siempre que lo lleves serás invencible.
Efectivamente el otro toro era más fuerte y el toro de Billy murió en el combate.
Triste por la muerte de su toro, Billy caminó apesadumbrado por la montaña hasta que llegó al castillo de un caballero.
Allí pidió trabajo. El caballero buscaba a alguien que se hiciese cargo de su rebaño sólo que había “un pequeño problema”: aquel que se hacía cargo de los animales nunca volvía con vida ya que un gigante, que habitaba la zona, iba a ordeñar los animales y mataba siempre al cuidador.
Billy aceptó sin miedo el empleo. A la mañana siguiente se fue al campo a cuidar el rebaño. Al mediodía escuchó tres grandes y terribles rugidos. Nada tan espantoso se escuchara antes en Irlanda! Vió como se acercaba un inmenso gigante.
Pero él sacó su vara, que al golperala tres veces se convertía en una espada y lo derrotó.
Al volver al castillo el caballero, admirado por su proeza, le propuso otro reto: la hija del rey iba a ser ofrecida en sacrificio a un dragón de tres cabezas. Su padre, el rey, ofrecía su mano a aquel que derrotara al dragón.
Billy quiso salvar a la princesa, de la que se enamoró nada más verla.
Cuando llegó el dragón sacó su espada y comenzó una apasionante pelea de la que salió victorioso.Pero, justo en el momento de su marcha, perdió uno de sus zapatos.
Todo el reino hablaba del misterioso hombre que derrotó al dragón y perdió un zapato. Y, como no aparecia, el rey decidió que todos los habitantes de su reino tendrían que ir a palacio a probar el zapato.
Llegó el día en que Billy tenía que ir a palacio. Por el camino se encontró a un vagabundo con el que intercambió su ropa. Cuando llegó ante el rey, todo el mundo se burlaba de su aspecto. Pero cuando se probó el zapato este encajó perfectamente en su pie.
Así fue como se casó con la hija del rey. La boda duró nueve días, nueve horas, nueve minutos y nueve segundos.
(Recogido del dossier educativo del Auditorio de Galicia)
Me gustan los cuentos de todos los sabores, de todos los colores, de todos los olores...pero, mis preferidos son los que cuenta un niñ@ especialmente si se narran a través de la ilusión de sus dibujos.
Aquí encontrarás un rincón donde la fantasía, la imaginación, los valores y la emoción tienen su hogar.
Pedro tenía una cometa que le cantaba cada vez que la izaba al vuelo - Súbeme más alto Pedro!. ¡Arriba, arriba! Éste emocionado le hacía caso y la elevaba un poco más. Cuando no hacía viento la cometa no podía volar, por lo que pasaba el rato contándole a Pedro lo que veía desde lo alto del cielo y él quedaba muy asombrado con lo que decía: - Veo niñ@s, niñ@s que me miran y sonríen, me señalan y me dicen ¡guapa!. Danza en el aire, baila tu canción, ¡cuentanos un cuento lleno de emoción!. Por eso, cada vez que los niñ@s ven una cometa son felices porque escuchan su canto convertido en un relato.Hoy voy a poner mi cometa a volar ¿quieres ser feliz oyéndola cantar?.
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