Esto ocasionó problemas a los duendes de la llanura, ya que entraba agua (lágrimas) en sus casas y decididos a buscar el origen de la "inundación", se fueron a investigar para saber cuál era el problema.
Se encontraron a la tortuga llorando desesperadamente y le preguntaron:
- Tortuga, ¿por que lloras tanto?-
- He perdido la memoria y no sé la forma de regresar a casa.
Los duendes tuvieron una ocurrencia: le colocaron unas hierbas mágicas dentro del caparazón y le dijeron:
- Cada vez que quieras saber lo que debes hacer, pon la cabeza dentro del caparazón, hueles las hierbas mágicas y empiezas a pensar ¡Verás qué bien funciona!
Y como aquello funcionó, la tortuga siempre supo lo que debía hacer: ponía la cabeza en el caparazón, pensaba y decidía. ¿Quereis ver lo que decidió hacer un día que el volcán entró en erupción?
No hay comentarios:
Publicar un comentario