En el planeta Bort vivían muchos fantasmas. Al dar la medianoche salían de sus refugios y se paseaban por el planeta para asustar a los bortianos. Pero éstos no se asustaban. Eran gente muy progresistas y no creían en los fantasmas.
Por ejemplo, si un fantasma hacía chirriar las cadenas, produciendo un sonido horrible, en seguida un bortiano le gritaba:
- ¡Eh fantasma!, tus cadenas necesitan un poco de aceite.
Si agitaban siniestramente sus sábanas le decían:
- A otro perro con ese hueso, fantasma, mete esa sábana en la lavadora.
Un día, aconsejados por el más viejo y sabio de los fantasmas, decidieron marcharse del planeta y venir a la Tierra.
Todos se vinieron a nuestro planeta, los cuarenta millones de fantasmas, y se dispersaron por las tinieblas en todas direcciones.
Cuando llegó el Congreso Anual de Fantasmas todos estaban contentísimos ya que habían asustado a todo el mundo: niños, mayores, doctores, políticos... incluso habían hecho amigos, ¡era increíble!
Lo más divertido es que habían descubierto todas las maravillas que había en el planeta Tierra y también se juntaban para ir a la playa ¿quieres verlos?
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