Este cuento está dedicado a Bibiana, Jenni y Sandra, mis alumnas, mis niñas de Yahvé, que viven en su mundo pero rodeadas de amor y cariño.
" Hace miles de años, Yahvé estaba en su cielo. También estaban allí todos los niños y las niñas que había de bajar a la tierra para llegar a ser hombres y mujeres. Los niños y las niñas nacían en la tierra y conocían el bien y el amor, pero también conocían el dolor, la angustia, la maldad y el miedo. Entre todos aquellos niños había una niña muy hermosa, de grandes ojos negros, a la que Yahvé quería mucho.
Y Yahvé le decía:
- Niña, te quiero mucho.
Y nunca se decidía a enviarla a la tierra. Pasaron cientos de años, y Yahvé le repetía:
- Yo te quiero mucho, niña.
Las otras criaturas iban bajando a la tierra, y cuando crecían, disfrutaban del amor y del bien, pero también sufrían con la maldad, el dolor, la angustia y el miedo.
Pasaron cientos de años, y un día Yahvé llamó a la hermosa niña de grandes ojos negros y le dijo:
- Ha llegado el momento de ir a la tierra. Pero, como te quiero tanto, sólo enviaré a la mitad de tu persona. Sólo conocerás la bondad y el amor. Tu otra mitad se quedará conmigo, y así no sabras nunca qué es el dolor, la maldad, la angustia y el miedo. Hasta ahora no había encontrado a nadie que fuera capaz de amarte si tu otra mitad se quedaba conmigo. Hoy he encontrado a alguien que te amará y te cuidará como yo te cuido y te quiero. Ya puedes bajar a la tierra.
Cuando nació esta niña, su madre le puso de nombre (Bibiana/Jenni/Sandra...)"
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Podrías citar la fuente
Pasaje de: Belén Gopegui. “Ella pisó la Luna”.
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