COMETA

domingo, 19 de septiembre de 2010

CUENTO "EL LÁPIZ MÁGICO"


Dicen que el niño comelibros al principio mamaba la leche que su madre le daba; pero no solo no crecía, sino que no paraba de llorar.

Su madre, para consolarlo, le contó un cuento. El niño calló y sonrió. Le contó otro y otro más. Al final durmió toda la noche y a la mañana siguiente había crecido 10 centímetros. Así fue como su mamá le contó otro al mediodía, por la tarde, por la noche... Al día siguiente había crecido 20 centímetros. ¡Lo que comía el niño eran cuentos!

Cuando acabaron con todos los libros de cuentos, sus padres tuvieron que inventarlos. Pero el niño comía tanto que no daban encontrado más para contarle ya que, si eran repetidos, no crecía.

Un día la madre descubrió un saco lleno de cuentos pero pertenecían a un duende que le dijo:

- Son cuentos mágicos.Tienes que pillarlos.

Así fue como el duende empezó a contar un cuento y la madre lo intentaba escribir. ¡Imposible! Cada letra que escribía desaparecía.

Y el duende se reía.

Lágrimas de rabia empezaron a caer por las mejillas de la madre que mojaron el papel y el lápiz.

Cuando el duende contó otro cuento las letras, las palabras, se pegaron al papel. Los cuentos fueron pillados y escribió, y escribió... con su maravilloso lápiz que parecía no acabarse nunca.

El niño comelibros creció, se convirtió en un hombre que siguió alimentándose de historias que escribía para todos los niños y niñas del mundo: cuentos cortos, cuentos largos, cuentos cantados, cuentos narrados...

Los escribía con aquel lápiz de su madre que, con sus lágrimas, se había convertido en mágico y nunca se afilaba ni se agotaba.

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