Una niña fue a una tienda de "chuches" a comprar una piruleta. Las había con corazones, con rayas, con puntos, de distintos colores... pero se decidió por una maravillosa piruleta con los colores del arco iris.
Mientras se dirigía hacia su casa la iba lamiendo, pero muy, muy, muy despacio, porque quería que le durara, mucho, mucho, mucho tiempo.
Pero, en un momento dado, tropezó y la piruleta fue a parar en medio de una mata de ortigas.
Apartó las hojas con un bastón y se quedó atónita: la piruleta era tres veces más grande. Casi enseguida, cinco veces más grande...seis... siete...
¡Era enorme!
¡Se había hinchado tanto como una pelota de fútbol, de tanto como le habían picado las ortigas!
La niña se puso muy contenta y, para que las picadas de las ortigas no produjeran tanto escozor a la piruleta, se dió prisa en comérsela mientras pensaba ¡QUIERO UN MUNDO DE CARAMELO!
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